"...y bajo la ominosa sombra de los mismos cerros y cumbres nevados donde tanto dolor se había derramado, los señores de la inexpugnable Pétrea, humillados, derrotados y vencidos, se arrodillaron ante la Gran Matriarca y aquellos que habían defendido su nombre, y les juraron pleitesía. Y prometieron redimir sus terribles errores con el sudor de sus frentes y el trabajo de sus manos, siempre al servicio de la Dama Blanca, Guardiana por derecho propio del Arca de la Eternidad.
Pero ni ese gesto, ni ningún otro, pudo limpiar jamás la lacra indigna que se había marcado ya sobre su estirpe, apestándola para siempre..."



Extracto del Larcaliakräm. Libro de Los Enanos. Crónicas Enanas I: La Caída de los Enanos.

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